Cuando vengas traeras recelos, miedos y desesperanzas.
Deseos incumplidos que generaron otros y lagrimas en cajas que abriras conmigo.
Yo tratare de tapar los rumbos de tu naufragio con mis pobres manos y mis besos alquitranados y breves.
No podre quitarte nunca tus mochilas, pesadas como juicios ni salvarte.
Me voy a contentar con escucharte, y con que de a poco me dejes planificar tu auxilio.
Atrapados asi en un exilio de besos extranjeros, de gritos rebeldes y apagados, de fatales excusas.
Cuando vengas te estare esperando, quiza mas cansado, pero siempre dispuesto.
Vas a llegar, te lo aseguro, con un enorme pasado y un incierto futuro. Espero sepas disculpar mis egoismos, mis primeras de cambio, mis silencios ajenos y (porque no?) mis lagrimas nostalgicas que no te pertenecen.
Tambien cargo mis mochilas y tengo cicatrices de feroces desengaños.
Gozare los beneficios, sufrire las consecuencias, asumire los riesgos, que de eso se trata todo esto.
Tiritando sin frio, empeñado en que no me dejes.
Y si tenes ganas, y te encuentro distraida, a lo mejor te engaño y sin que te des cuenta te convenzo y –quien sabe- tu futuro no sea tan incierto.
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